Emiliano Obregón: "La escena se está apagando”


Mantenerse en la industria de la música durante 22 años no es fácil y mucho más si hablamos de una escena tan pequeña y desestimada como la del Heavy Rock. Emiliano Obregón, líder y guitarrista de LÖRIHEN, lo logró gracias a perfeccionarse como músico y productor, perseverar y luchar por sus sueños. Reconocido entre sus pares, es la persona ideal para consultar sobre la complicada situación que vive la música pesada y el cambio de paradigma en su producción, distribución y consumo.


En un difícil momento desde lo económico y donde vender un disco es una quimera, LÖRIHEN editará el próximo 29 de mayo un nuevo trabajo de estudio llamado “Desconexión”. Será el sexto álbum de estudio de la banda y como casi siempre las canciones tendrán un hilo conductor. A lo largo de 11 temas, sus letras recorrerán temáticas referidas a los nuevos problemas del ser digital, los cambios de hábitos y consecuencias de la exposición en las redes sociales en un momento en que lo virtual se confunde con lo real. “Vivimos en una sociedad que ha girado hacia la necesidad de estar conectado todo el tiempo y hay que saber el uso que se le da a las redes. Yo hablo del cuidado de lo íntimo, de las pibas de 12 años que se sacan fotos y las suben a cualquier lado. No todos tenemos los mismos valores y en las noticias te das cuenta que hay una crisis importante de valores”, reflexiona.


El ruido del microcentro porteño es casi imperceptible. Entre paneles acústicos y varias guitarras de belleza envidiable, se sienta en un cómodo sillón frente a una la consola de grabación dispuesto a charlar de su pasión: la música. No intimida sus casi 2 metros de alto. Es una persona accesible y dispuesta. Obregón, músico y dueño de Virtual Studio, analiza la actualidad de la industria de la música y comenta: “Esta muy difícil. LÖRIHEN hace más de dos décadas que está en esto y podemos seguir haciéndolo gracias a que yo tengo espalda para bancarlo, pero para las bandas que están arrancando es imposible. Los costos están por las nubes y no tengo dudas de que esto va hacia la extinción”. Mientras pide disculpas por la apocalíptica afirmación y enciende su computadora.


Gracias a su estudio tiene la posibilidad de trabajar con otros artistas y en todos los ámbitos de la producción musical pero alega que en la actualidad el costo operativo de mantener una oficina es muy alto y se confiesa: “ya no se graba un disco por mes y hay que encontrarle la vuelta desde otro lugar. No muchos saben que también hago jingles comerciales”.


Lejos quedó el disco debut de LÖRIHEN llamado “Utopía” editado en noviembre del 2000. En esa época, las bandas grababan demos en casetes para luego ir a golpear las puertas de las radios en la búsqueda de difundir su música. Era la carta de presentación y la forma más accesible de sonar en algún lado. Dos décadas después, la lucha por ganar un espacio donde sonar es casi la misma pero la tecnología modificó las formas. “Hay que estar activo en las redes sociales e ir a cualquier lugar donde alguien esté dispuesto a difundir lo nuestro. Cada vez va menos gente a los conciertos y allí es donde vendemos los discos, remeras, calcos, etc. El metalero todavía tiene la costumbre del formato físico pero se venden pocas copias”, dice mientras el monitor de su computadora se apaga casi como una metáfora de lo que ocurre con la escena.

Sin la venta de disco y con la masividad del formato digital el dinero grande queda en las plataformas digital que venden el espacio y publicidad mientras pagan centavos a las autores. La situación cierra solo para las bandas que tienen gran volumen de reproducción. Este no es el caso de la mayoría de las bandas de Heavy Metal.


“Yo no le puedo pedir a alguien que disfrute de la misma manera que yo de leer a Carl Sagan. Con la música pasa lo mismo y el Metal es un género bastardeado y poco querido. Las bandas más convocantes siguen siendo las que salieron de la costilla de V8”, añade refiriéndose a la escena nacional pero que se replica a nivel mundial por la enorme falta de renovación que reina en el movimiento.

Obregón tiene una visión de lo que está ocurriendo con la música y afirma que “hay un cambio en el paradigma de cómo se conciben los géneros. El Rock es costoso a la hora de producir un espectáculo y las nuevas generaciones ya consumen este estilo y mientras en el Metal cada vez se vende menos ticket, alguien llena un Luna Park con dos flacos y una pista”. En los últimos años y desde todos los lugares del mundo, comenzó a surgir una serie de “artista” desde las redes sociales que se han masificado de forma increíble. “Hoy me cuesta pensar que un pibe se siente ocho años a estudiar un instrumento. No le encuentro sentido de tomar esa aventura, a ese compromiso. A los jóvenes de hoy se les está transmitiendo que una estrella llega al éxito en cuatro meses porque subió un video a Youtube y dijo tres gansadas” asevera Emiliano.


“En el aire no hay Metal, no hay Rock. Ya no hay difusión y si ves que tus pares están en otra sintonía, ¿Desde dónde te vas a acercar al Rock? Amo el Hard Rock y el Metal pero hoy la música no está para enamorarte ni para despertar sentimientos, hoy la música esta para que suene en un celular o para mover el culo. Nuestro mensaje va por otro lado. Mientras el sistema intenta crear zombis, gente no pensante, el Rock está y estuvo siempre del otro lado, tratando de crear conciencia y de que te hagas preguntas. La situación actual es algo buscado, el Rock molesta y desde lo digital te manipulan y controlan”, reflexiona el guitarrista.

Se acomoda su reloj por enésima vez y suena su celular y afirma que “existe un mecanismo del cual es difícil escapar, una rueda de consumo que ha cambiado los hábitos y las costumbres por estar apegados a lo digital, pero también está afectando a nuestra generación. Te vas de vacaciones con tu familia y parece que tenés la necesidad de subir una foto diciendo “Acá disfrutando de Bariloche con la familia”, ¿Qué haces…?, disfrutá de la familia, hermano”.


Actualmente, LÖRIHEN se maneja de forma independiente tanto a la hora de editar un disco como de producir sus conciertos. Hoy en la escena ya no existen productores de festivales y la única opción para las bandas de mediana convocatoria es poner en juego su capital cada vez que realizan un show. “¿Cuántas veces podés perder?”: se pregunta Obregón y agrega “no tenemos mucho margen, pero hay que pensar en las bandas que están empezando y es responsabilidad de los medios darle lugar a los pibes que vienen abajo, con el objetivo de no destruirles la esperanza de llegar a algo con la música. Es ese sueño, esa llama la que no se tiene que apagar, la de los jóvenes que están empezando”.

Suena el timbre en el estudio y Emiliano se levanta a abrir la puerta. Queda en el aire su última respuesta. Lamentablemente, no es solo una opinión de alguien que está dentro de la producción, sino que es una descripción de lo que está ocurriendo. Vuelve y mientras se sienta en su cómodo sillón desliza “la escena se está apagando”.


Emiliano Obregon encara una nueva etapa de LÖRIHEN con objetivos claros en el horizonte y convencido de que este contexto complicado encuentra a la agrupación en el momento de mayor madurez y con “el mejor disco de su carrera”. Seguir luchando la misma batalla por más de dos décadas habla de constancia y amor por lo que hace más allá de un "sistema que quiere imponer que el triunfo de un artista es otra cosa". Emiliano dogmatiza que “el éxito viene de la mano de la perseverancia, de hacer una carrera y que tu mensaje trascienda generaciones”.

Es momento de dejar las palabras y es hora de la acción. Van llegando los demás miembros de la banda y hay que poner manos a la obra para un nuevo ensayo. Pronto habrá presentación del nuevo trabajo y una gira para promocionarlo. LÖRIHEN está dispuesto a luchar para que la llama no se apague.

Federico Raul Tauz

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