Que no sea solo nostalgia


Desde su génesis, el Heavy Metal logró con éxito dispar librar batallas desiguales contra modas y las tendencias fugaces. Hoy la escena se debate entre pérdidas físicas y la busqueda de nuevos líderes de cartel que tomen el testimonio de las bandas que iniciaron el movimiento.
El origen del Heavy Metal es tan incierto como su nombre. No existe un consenso entre los especialistas del género sobre su génesis, ni tampoco con el rótulo que más tarde le daría nombre a una cultura que sobrevivió a modas y tendencias por más de cuatro décadas. 

Algunos críticos ubican como un primer paso en 1970 para la construcción de un sonido característico la salida del álbum de Black Sabbath, “Paranoid”. La banda británica pudo imprimirle a sus primeros trabajos el clima de su Birmingham natal, una lúgubre ciudad inglesa que vio nacer un sonido oscuro, pesado y pesimista desde sus letras. Todavía hoy suenan en sus calles y en las decenas de fábricas abandonadas los primeros acordes que dieron identidad a un género en el mismo lugar que cientos de años atrás fue la cuna de la Revolución Industrial.

Black Sabbath (1970)

Del otro lado del océano, en Estados Unidos, Alice Cooper se adjudica el titulo de ser “la primera banda de Heavy Metal” con su rock pesado teatral y las exuberantes puestas en escenas de su conciertos. El cantante, declaró hace algunos años que un periodista de la revista Rolling Stones utilizó por “primera vez” el rótulo “Heavy Metal” dentro en una crónica sobre uno de sus shows. Como respuesta a lo que ocurría en Reino Unido, el mercado norteamericano buscaba su camino con bandas dentro de un estilo pesado. KISS, que a pesar de no vender gran cantidad de discos, produjo conciertos que gozaron de una muy buena reputación, y AC/DC, que por entonces ya rompía todos los rankings de ventas.

Iron Maiden, banda pilar de la escena pesada

A pesar de irrumpir con mucha fuerza, no fue hasta la década del ´80 que el metal alcanzó su punto máximo de popularidad con bandas surgidas de lo que se denominó la “nueva ola del Heavy Metal británico” como Judas Priest, Def Leppard, Motorhead y principalmente Iron Maiden. Estados Unidos ya era el termómetro mundial de la música y la escena pesada comenzaba a llenar estadios y a entrar en las listas de las radios de forma cotidiana. Lo mismo ocurría en países como Alemania, donde se desarrolló una escena propia y con mucha repercusión en toda Europa.

Motley Crue en plena explosión del Glam Metal

A mediados de los ochenta, las ventas de las bandas de Metal se duplicaron entre los discos comercializados en los Estados Unidos. Esta alza también se reflejó en varios países europeos y Japón. Todo esto era apoyado por medios de comunicación como la naciente MTV y revistas especializadas como Metal Hammer y Kerrang!. Con la llegada de los videoclip y la sobreexposición, surgió en el seno de Los Ángeles una escena que tuvo un auge tan fugaz como su estrepitosa caída, el Glam Metal. Los clubes y bares del Sunset Strip fueron la cuna de bandas como Motley Crue, Poison y Guns And Roses, las cuales por propuesta, fueron poco apoyadas por los fanáticos más extremos pero lograron forjar una escena aparte desde lado más HardRockero. Hasta desde la estética, el Glam marcó una ruptura con relación al cuero y tachas que Judas Priest marcó a fuego como identidad del Heavy Metal. Los colores llamativos, el excesivo cuidado del cabello y las letras sobre salir a divertirse fueron demasiado contraste para una escena que se había aferrado al color negro y la oscuridad en sus líricas.
El disco de Heavy Metal más vendido de la historia: Metallica (1991) - 17 millones de copias

Cuando se llega a la cima, no queda otro lugar donde ir más que hacia abajo. Y eso ocurrió con la llegada de una nueva década y la explosión del grunge y el rock alternativo. El Heavy Metal supo aceptar su tiro de gracia. Si bien el disco negro de Metallica (1991) hizo que el género alcanzara cifras de ventas impensadas, el metal nunca más logró alcanzar el lugar de popularidad que tuvo otrora. Todavía hoy, el grupo de San Francisco ostenta el titulo de tener el disco de Heavy Metal más vendido de la historia con 17 millones de copias. Para muchos especialistas, la irrupción de Pantera en la escena logró mantener viva la llama durante los noventa, y levantar la bandera del Metal que durante esos años carecía de referentes por separaciones y tiempos sabáticos de sus bandas fundacionales.

Pero justamente ahí radica el gran problema. Las bandas fundacionales  o que ostentan el rótulo de “banda de estadio” tienen hoy en sus filas miembros que superan los 60 años. A la gira despedida de Black Sabbath del año pasado se le suma la de Slayer para este. Son duros golpes para una escena que todavía no se recupera de las muertes de emblemas como Lemmy, de Motorhead, que falleció en 2015, o Dio, ex Rainbow y Black Sabbath, que se fue en 2010 o Malcolm Young, guitarrista de AC/DC, en 2017.

Amon Amarth, banda sueca de Death Metal melódico

En los últimos 25 años, una gran cantidad de subgéneros nacieron desde varios puntos del globo, sin poder alcanzar la repercusión masiva que las bandas pilares de la escena gozaron desde los inicios. Desde Suecia, Finlandia, Alemania cientos de bandas han surgido con propuestas interesantes, pero tanto las cifras de ventas como la concurrencia a sus shows muestra que el Heavy Metal se ha vuelto un mercado reducido y solo rentable para los dinosaurios que todavía hoy llenan estadios. Las bandas grandes siguen siendo las mismas que le dieron una identidad a una cultura que busca encontrar un lugar entre la nostalgia y sonidos actuales.
Federico Raul Tauz

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